EN HOMENAJE A MI ALUMNO SANTILLÁN
Una vida joven que se nos escapó de las manos, por la inexperiencia, por la incomunicación, ¿por la desidia?. Una vida joven que ya no está.
Una luz, el ocaso, lejos lo percibo;
en la distancia el horizonte se abre
a mi paso desahuciado
que grita, que proclama
como estremeciendo el alma.
La suerte se juega monstruosa,
presagio de muerte, de final enceguecido.
Afortunado el lazo me aclama enardecido.
Soy y no soy, estoy y no estoy;
vivo, aunque muero día a día.
Sin sentido mi vida se aleja,
se cuelga del destino y me deja;
no hay historia, tampoco futuro,
nada vale, solo, sin nombre.
Valores que no distingo, acuden a mi alma;
estoy colmado, lleno de pesares
que no puedo ni quiero manejar.
Una carta y una soga me acompañan;
la roca toca mis pies y los hiela,
enciende mi lamento, me exaspera.
¿Estás allí, dulce hechicera de la muerte?
pues entonces ven, recógeme…
10/06/10
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