La magia del tiempo, amigo,
te entregó a mí solo, sin vaticinios,
sin serme todo sos simplemente algo,
una luz aparecida en el tiempo,
una flama que arguye en esta vida,
que proclama palabras con sentido
y que el alma las recoge y delibera,
las lleva consentidas en cada instante
y en el día renace a cada hora
el fulgor inconstante de la alegría.
Me has pedido un poema
y yo también te doy mi esencia,
mi presencia, la elocuencia, mis vivencias.
Me has dicho que te conozco…,
el tiempo dirá si me equivoco,
pero una llaga se abrió en mi destino,
una nueva luz, una esperanza, un suspiro,
una lealtad insuperable sin camino,
sin meta que nos muestre un sentido
crucial y asentado de un valor complacido,
perdurable, inmortal, sempiterno.
Sin embargo estás allí, como plegaria
que nace entrañable a cada paso;
“amigo”, el sentido más crucial de la existencia,
está escrito, contigo, conmigo, con el destino.
CARLOS A. BADARACCO
07/05/11
Llega muy hondo éste poema. Felicidades!!!
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