Como avanzando el sendero
el sauce nos mira, vigila al caminante que al rancho se acerca
el viento constante hace flamear sus ramas
para alertar la llegada de aquel peregrino errante .
Desde el monte espesado de abedules gigantes
el viejo andariego se acerca,
es don Matías que se apresta a llegar
trayendo en sus manos un mensaje siniestro.
Al entrar al rancho el anciano lloró lágrimas de acero,
su hijo murió en Malvinas con la bandera en alto
y en la bandera envuelto llegará hasta el pueblo
donde fue bendecido un día en la parroquia de San Carmelo.
El alma se nos partía, se nos hacía trizas
el viejo D. Matías lloraba lágrimas de acero
y en su pena lanzaba gritos de triste esperanza,
"algún día nos veremos querido hijo del alma
algún día surcaremos el resto del camino juntos".
CARLOS A. BADARACCO
6/10/11
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